Se deben relacionar los objetivos de las
explicaciones con los objetivos y proyectos de los alumnos. Llevar al aula
información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y académicos de
interés para los estudiantes. Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o
datos que despierten el interés por el tema. Fomentar la participación de los
estudiantes para que piensen en los temas que ya conocen y muestren su opinión
sobre el contenido. Ayudar a reconocer y superar la ansiedad y frustración,
reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas. Personalizar el trato
con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él sobre temas
académicos o extraescolares. Proponer trabajos en grupo para favorecer que se
ayuden entre sí y aprendan a valorar la labor conjunta de un equipo (Parras,
2010).
Mostrar la relevancia del contenido o la
tarea para el alumno (que la vea como una forma de incrementar su competencia y
sus habilidades). Así conviene relacionar el contenido de la instrucción, usando
lenguaje y ejemplos familiares, con sus experiencias, sus conocimientos y sus
valores: ¿Cuántos conocen a alguien que tiene problemas a causa de la
contaminación? Se puede además mostrar la meta para la que puede ser relevante
aprender lo que se presenta: Al preguntar qué, cuántos, se lavan los dientes
con el grifo abierto se le intenta concienciar del ahorra de agua que supondría
enjugarlos con un vaso de agua; o al reciclar el papel en el aula se les debe
hacer conscientes de que así se evita la tala de árboles (Arana, J; Meilán, J;
Gordillo, F & Carro, J).
Teniendo en cuenta el carácter fáctico
de la Física, la experimentación constituye un recurso constante empleado para
su enseñanza. “El laboratorio le brinda a los estudiantes la posibilidad de aprender
a partir de sus propias experiencias. También puede y debe ser usado para
estimular la curiosidad y el placer por la investigación y el descubrimiento.
Brinda a los alumnos la posibilidad de explorar, manipular, sugerir hipótesis,
cometer errores y reconocerlos, así aprender de ellos” (Gil, 1997).
Si se tiene presente la actitud
favorable hacia el hecho de que el laboratorio permite desarrollar el sentido crítico
para lograr la integración teoría práctica de los contenidos, participando
activamente de las tareas de la clase. Las estrategias que se diseñen en post
del aprendizaje, permitan al estudiante trabajar en pequeños grupos donde su
participación crítica se vea acentuada. Se buscan trabajos prácticos con
contenidos adecuados a la especialidad, con consignas de trabajo que los lleven
a trabajar críticamente, apoyados por equipamientos y nuevas tecnologías.
A través del internet se puede jugar y
aprender Ciencias Naturales desde la casa inclusive. El estudiante es el protagonista
de la enseñanza, ya que aprende por que le gusta. Los juegos didácticos
contribuyen a que el estudiante aprenda
mediante el sistema de enseñar preguntando. Detrás de ese ordenador que te
pregunta hay uno o más profesores que quieren que el estudiante aprenda. Estudiar
tiene su parte de esfuerzo, pero si algo puede ser divertido por qué no
probarlo. Los juegos didácticos aportan una parte importante del aprendizaje,
pero son una herramienta más que, junto con otras que el profesor pondrá al alcance
del alumno.
Vídeo. Motivación para la enseñanza de las Ciencias
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
- Arana, J; Meilán, J; Gordillo, F & Carro, J. Estrategias motivacionales y de aprendizaje
para fomentar el consumo responsable desde la Escuela. Recuperado de
http://reme.uji.es/articulos/numero35/article1/article1.pdf
- García, M. & Andreu, A. Jugar y aprender ciencias
naturales en ESO y Bachillerato. Recuperado de http://www.upv.es/jugaryaprender/cienciasnaturales/autores.htm
- Gil, S. (1997). Nuevas
tecnologías en la enseñanza de la Física: oportunidades y desafíos.
Memorias VI. Conferencia Interamericana sobre Educación en Física.
- Parras, I. (2010). Técnicas para motivar al estudiante.
Recuperado de
http://es.paperblog.com/tecnicas-para-motivar-al-estudiante-76626/